Dentro: mujeres, encierro y resistencia en escena

En Dentro, cuatro mujeres atraviesan un contexto de encierro donde el teatro se convierte en su estrategia para resistir. Con personajes que se desdoblan y mutan, la obra combina ritmo, símbolos e imágenes para reflejar no solo la reclusión carcelaria, sino también el encierro interno que impone la sociedad.

Y desde El Walkman hablamos con Federico Cuello -director de la obra- sobre el detrás de escena y como el arte y la cultura son trasladados en un contexto de encierro. Enterate de todo a continaución.


– ¿Qué te llevó a querer contar una historia sobre mujeres en contexto de encierro?

-No hay un origen particular, pero sí, hay dos arístas diferentes. Por un lado lo carcelario -que es algo que me interesa hace muchos años de hecho- tal vez porque mí padre fue detenido en la dictadura militar y lo tuvo que transitar durante muchos años, también porque son lugares muy ricos de las margenes, estos lugares cerca del abismo que a mí me interesan y me parecen cuestiones teatrales muy importantes. Por otro lado, me empezó a llamar la atención el mundo femenino, de hecho porque también trabajaba con muchas compañeras, sobreo como abordarlos, como hacer un proceso de investigación que no forma parte de mí escritura o mí investigación personal sino con el aporte mismo de las mujeres. Toda esta historia también aparece juntamente con el contexto de encierro de las mujeres, esta cuestión de la reclusión, de la exclusión, de la maternidad, de mujeres que se ponen al frente la familia. Y bueno, me pareció interesante poder abordarlo. En principio no sabia bien comosin embargo, era algo que siempre me venía dando vueltas hace años.

Si bien venimos trabajando el refugio con temáticas o problemáticas sociales, no hacemos un teatro que no es descriptivo, en el sentido de una historia particular, sino que son historias generales con personajes aquetipicos, y que uno se puede sentir identificado y puede hacer esta cuestión de relación espectador-actor/actriz.

Elenco de «Dento» junto con su director Fernando Cuello. Foto cortesía Flor Crende.

¿Cómo fue el proceso de escritura de DENTRO? ¿Qué elementos reales o documentales influyeron en la dramaturgia?

-Acá sí hay un disparador, se trata de un libro que se llama «Nosotras», el cual es un libro escrito por cientos de mujeres de todo el país que estuvieron detenidas en la época de la dictadura militar. Además, hace unos años, cuando fui a la casa de un amigo que vive en el sur, encuentro ese libro que había leído de joven y al releerlo me empiezo a encontrar con un montón de cuestiones muy interesantes. Obviamente muy duro pero muy esperanzador a su vez porque habla de como las mujeres están en contexto de encierro y de lo que fue la última dictadura militar con el contexto de persecusión. Además, empiezan a buscar estrategias para estar adentro de la prisión, se empieza a sentir un imaginario a hacer teatro, escriben, hacen poesía, hacen juego, hacen deporte, todo en un contexto de persecución y mediante la cárcel me pareció muy interesante como un disparador. Entonces, lo que hice fue el disparador original y desde ahí empiezo a invetigar la problemática, obviamente con lectura de materiales, ví bastantes películas, me meto a varias organizaciones, por ejemplo ahora nosotros estamos trabajando con una ONG de Rosario que se llama «Muejeres tras las rejas», que nos pasarón materiales escritos; también tuvimos la posiblidad de ir al penal N°5 a hacer un taller y empiezo a recolectar material y de ahí se va viendo todo un mundo dramático.Y desde ahí empiezo a escribir los primeros bocetos.

Lo que creo que también que el teatro tiene de bueno -por lo menos yo lo veo así- es la observación empírica, ir a observar la realidad y estar atento, ser un crítico social. Estar viendo lo que pasa en el mundo femenino realmente me pareció muy interesante. Y bueno, esto de poder abordar esta escritura, obviamente con todos los elementos que fuí recolectando, y sin dudar lo que tenía dentro de muchos años, me parece un mundo poetíco por acá.


La obra propone un “teatro dentro del teatro”. ¿Qué posibilidades abre esa estructura en términos de lenguaje escénico?

-Un poco como contaba esto del «teatro dentro del teatro» tiene varias cuestiones. Por un lado, bajar las historias que uno plantea en la dramaturgia, los personajes en situación de encierro y que a su vez estos personajes se van transformando teniendo que actuar dentro de esta misma historia. Y esta posibilidad, que creo que es muy rica, tiene un desafío muy grande, que es la de las actrices, que en este caso desdoblan todo el tiempo los personajes. Los personajes son Mimí, Peca, Paquita y la Turca, no son todo el tiempo las mismas sino que están creando otros personajes a su vez haciendo que la escena mute, se cambian de ropa y hasta la forma de hablar muta. Entonces, esta posibilidad de desdoblarse, de demostrar distintas situaciones dentro del teatro creo que es muy rica.

Esto no es nada nuevo, lo suelo trabajar en grupo, no es que es una innovación de nosotros pero sí creo que acá le damos una vuelta que tiene que ver con lo ritmíco, también, con muchas cuestiones de simetría, cuestiones de trabajo corporal, de coreos sumado con imagenes de símbolos y signos que hacen que la obra sea un gran desafío.

Creo que es importante este aspecto que se encuentra en la estructura dramática como vemos la transformación de estas mujeres todo el tiempo de una escena a otra. Nunca termina de llegar a un lugar que ya viene con una voragine y aparece una cosa nueva, pero sí tiene un hilo conductor que son lo que hay dentro de ellas mismas, lo que atraviesa a ellas mismas en todo el espectáculo. Y bueno esto es un poco la definición de la propuesta.

¿Qué desafíos encontraste al dirigir una obra con una temática tan delicada sin caer en lugares comunes o discursos obvios?

-Este era uno de los puntos esenciales no caer en lugares comunes como los discursos en que hoy hay muchas series, muchas propuestas sobre el mundo carcelario como bien esteriotipadas de como debe ser, y en verdad, cuando empezamos a investigar vimos que no es tan así. Justamente en no caer -todo el tiempo- mientras estabamos produciendo el proceso de investigación del lugar. No caer en esto, en los lugares comunes o en el vacío estereotipado con respecto a qué es estar preso, al delito, tampoco a relatar tanto el delito porque las personas llegan a estar presas; más bien son historias personales que se empiezan a mezclar con un mundo poético -obviamente el lenguaje nuestro es un lenguaje poético- como también tienen cosas de la realidad.

Es un teatro de mucha imagen, un teatro físico de mucho ritmo, de mucho símbolo sumado a los relatos de estas chicas que están presas. Son cuatro personajes que tienen sus propias vivencias, sus propios dolores, sus propios sueños y desafíos para salir adelante, eso también. Es como la obra fiel, es dura, pero tiene un lado esperanzador de esta posibilidad de en que cualquier momento en donde estemos atrapados poder buscarle una estrategia para salir adelante. «Dentro» no es solo dentro de una carcel sino es dentro de nosotros mismos el encierro. El encierro que sufrimos dentro de esta sociedad con tanta información, con tanta exclusión, con tanta data, con tanta violencia, con tanto fascismo. Entonces es un poco eso, el relato, el: «¿qué le pasa a las mujeres con este encierro?», que no es solo carcelario sino que va más allá.

Se hizo un trabajo muy minucioso y -por suerte- también grupal de cuando ibamos avanzando en las escenas de que cosas decir y que no decir, hasta donde hace falta. Esto fue un proceso colectivo, más allá de los disparadores que los escribía yo – y algunos textos también-, los textos se fueron modificando y también las escenas. Realmente fue un trabajo colectivo el proceso de «Dentro» más que otros donde ibamos buscando los cuerpos, las palabras de lo que sabía, y eso quedó muy ineteresante entendiendo este lugar de encierro que cada uno conlleva con su propia sombra y sus propios miedos y sus propios fantasmas. Esto fue un poco lo que le dío el resultado a la obra, desde mí punto de vista, estoy muy orgulloso y es una obra que tiene un terrible impacto.

¿Qué papel crees que puede tener el arte en contextos de encierro o exclusión social?

-Hay dos premisas, que yo creo, que la sociedad en general esta agarrando, primero la cuestión artística: creo que todas las instituciones, inclusive en la misma prisión, el concepto del arte sería un elemento fundamental de transformación. Así como es el deporte, no por el mismo en sí, sino porque son lugares en donde se trabaja lo colectivo, me parece que es fundamental aportar a estos dos lugares más allá de lo que es el estudio, la lectura y demás, o la escritura o composición, música. Pero bueno, en general lo hablo, que el arte sería un lugar de transformación para las personas porque hay una posibilidad de encontrarse con uno mismo, desde mí punto de vista. Pero creo que es algo que no esta valorado, no hay un aporte grande hacia eso, pareciera que no es un hecho fundamental del hombre. El arte es algo prehistorico, que todas las culturas han dejado grandes legados, y también el acceso a la gente que esta excluida, a tener acceso a los libros culturales, entonces, me parece fundamental.

Obviamente que la exclusión social debe estar acompañada por sistemas que pregonen y practiquen más la igual social, eso esta claro. Yo creo que es fundamental poner estos lugares de contexto de encierro es desarrollar las expresiones culturales.


«Dentro» se presenta los domingos de agosto a las 20 hs en La Orilla Infinita teatro -Colón 2148- Rosario, Santa Fe.


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