Cuentos Borgeanos: un reencuentro que fue fiesta, memoria y latido compartido

Viernes 11 de julio. Afuera, el invierno. Adentro, calor de reencuentro. Niceto Club fue testigo de una noche que no se trató ni de un regreso ni de una despedida. Fue una celebración. Cuentos Borgeanos volvió a escena con su formación original —Abril Sosa, Diego López Santana, Agustín “Búho” Rocino y Lucas “Gato” Hernández— para encender una chispa que nunca se apagó del todo.

Desde el ingreso al lugar se sentía algo distinto. Como si la espera no hubiese sido en vano. Como si cada cuerpo que ocupaba su lugar en la sala supiera que lo que estaba por ocurrir era más que un recital: era una reunión entre amigos, un ritual compartido, una especie de catarsis emocional entre los que estaban arriba del escenario y los que estábamos abajo.

Pasadas las 21, las luces bajaron, la ansiedad subió, y bajo un manto de azul, los chicos de Cuentos salieron a escena. Con un set de 17 canciones que combinó clásicos con material nuevo, la banda construyó un puente entre el pasado y el presente. Cada tema era una postal sonora de una historia que sigue viva, más allá del paso del tiempo.

Cuentos Borgeanos en escena. Ph, video Rocio Moser (@rociobmg)

Uno de los momentos más potentes fue sin duda la interpretación de “Amigo”, una canción que Abril Sosa compuso para Gabriel Ruiz Díaz, y que fue estrenada días antes del show. El tema abre con un sonido que remite a un latido —literal y simbólicamente—, y fue imposible no sentir ese golpe en el pecho colectivo.

Durante todo el recital, el ida y vuelta con el público fue constante. Abril bajó varias veces del escenario para sumarse al pogo, como si necesitara recordarse —y recordarnos— que ese momento era tan nuestro como suyo. Fue un show cargado de historia, de memoria y de afecto. Una banda que vuelve a grabar canciones inéditas y decide tocarlas con el mismo fuego con el que comenzó todo.

No fue solo música: fue emoción, fue gratitud, fue reencuentro. Y lo mejor es que, aunque no se trate de una vuelta formal, lo vivido el 11 de julio en Niceto dejó en claro que Cuentos Borgeanos sigue presente, vivo y lozano. Como ese latido que abre “Amigo”, que no es otra cosa que el corazón mismo de una banda que aún tiene mucho para decir.



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