Mariú Fernández en La Tangente: un debut que dejó huella y prendió fuego al escenario

Estuvimos ahí. Entre los primeros que llegaron, cuando desde la puerta aún cerrada de La Tangente se colaban los últimos ecos de la prueba de sonido. Y supimos, desde entonces, que la noche iba a ser otra cosa.

El viernes 27 de junio, Mariú Fernández presentó Amy, Classics and Me en una de las salas más emblemáticas de la ciudad. A las 20 h, con sala llena y una audiencia que mezclaba fans, colegas y curiosos, el escenario fue testigo de un show íntimo, poderoso y revelador. Más que un concierto, fue un reencuentro: con Amy Winehouse, con los clásicos que marcaron una época, y con una Mariú que dejó de interpretar para empezar a ser.

Hace más de una década, Amy, El Tributo llenaba salas con una puesta en la que Mariú vestía y cantaba como Winehouse. Pero esta vez el gesto fue otro. No imitó, no citó. Dialogó. Acompañada por una big band ajustada y sensible, dirigida por Nicolás Radicchi, recorrió un repertorio que supo combinar lo conocido con lo personal. Versiones que prendieron fuego la Tangente—“Back to Black”, “Rezo por Vos”, “Fanky”— convivieron con sus propias composiciones: “Perdida en vos”, “Acá no pasa nada”, “Perdóname”, y el estreno exclusivo de “Mi garganta no se calla”, una canción inédita y que aún no llegó a plataformas, pero ya está cargada de significado.

La noche también fue reencuentro con sus inicios. En una de las postales más emotivas, Flor Otero —amiga y compañera de sus primeros shows de covers— subió al escenario para cantar juntas “All My Loving” de los Beatles. Un loop perfecto al pasado, traído al presente con emoción contenida y complicidad intacta. También acompañaron Lau González, Choco Mike, Annette Durañona y Germán Tripel sumando capas de energía a un clima donde todo fluyó con naturalidad.

Lejos de ser solo intérprete, Mariú escribe, siente y compone. Y eso se nota. Desde 2022 viene desarrollando una obra propia —producida por Mariano Otero y Mati Méndez— con canciones que recorren emociones sin edulcorante: vínculos rotos, insomnios fértiles, duelos, y esa fuerza que empuja incluso cuando todo parece decir lo contrario.

Con una carrera que cruza teatro musical (Rent, A Chorus Line, Sweet Charity, Shrek) y cine (El amor menos pensado), Fernández fue construyendo una identidad que en este show terminó de tomar forma. «Amy, Classics and Me» no es nostalgia: es transformación. Un show que no mira hacia atrás para quedarse, sino para tomar impulso.

Ya no es Amy. Ahora es Mariú. Y esa garganta que antes prestaba voz a otros, hoy dice lo suyo. Lo que empezó como un tributo terminó siendo una declaración: una voz que no se calla, y un público que escucha. Lo que antes fue homenaje, ahora es manifiesto. Mariú canta como quien se reencuentra con su voz después de haber habitado muchas. Ya no imita: transforma. Ya no interpreta: cuenta.


Y si Amy, Classics and Me fue esa primera postal de lo que hoy es, la próxima fecha promete seguir escribiendo la historia en presente. El jueves 11 de julio a las 22:30 h, Mariú Fernández se presenta en Bebop Club (Uriarte 1658, Palermo), con entradas ya disponibles. Otra noche para dejar que su música nos atraviese. Otra excusa para escuchar lo que ella vino a decir. Porque cuando una voz encuentra su lugar, lo mejor que podemos hacer es estar ahí para oírla.


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