Desde el 5 de junio, todos los jueves a las 20:30 en el Teatro El Extranjero, se presenta El asistente, la obra escrita y dirigida por Sofía González Gil que sumerge a los espectadores dentro de un ensayo con un elenco al borde del colapso y donde ficción y realidad se entrelazan sin avisar.
La obra transcurre en un prestigioso teatro porteño, donde un elenco ensaya Un enemigo del pueblo pero la cosa no avanza: hay una escena que es la más clave de todas y esa, justo esa, no termina de salir. Los actores y actrices chocan entre sí y el director está ausente. En medio de ese caos, Marcos —el asistente, interpretado por Francisco González Gil— lucha por mantener el ensayo en pie y terminarlo de una vez para poder ir a descansar.
El elenco, que completan Agustina Cabo, Diego De Paula y Ximena Banús, construye una atmósfera cargada de ritmo, humor, tensión y fragilidad.
Para conocer más sobre esta obra charalamos con Francisco González Gil, el asistente que lucha por que el ensayo pueda llegar a su fin.
—¿Cómo te sentís con el estreno de la obra y con la devolución del público?
—La devolución del público siempre fue muy genuina, instantánea. Hay algo que sucede ahí, que se siente, no solo con personas amigas que vinieron a vernos y que siempre nos dan una devolución sincera y afectuosa, sino también con espectadores desconocidos que se acercan a felicitarnos después de cada función.
Y con el estreno… bueno, en realidad es más bien un restreno. Habíamos hecho temporada en el Cultural San Martín en 2022, y ahora volvimos, pero esta vez en El Extranjero. Durante todo este tiempo que la obra no estuvo en cartel, siempre quedó el deseo de retomarla. La disfrutamos mucho, teníamos muchas ganas de que volviera a escena. Así que estamos muy contentos.
—¿Cómo te llevás con esto del restreno y el cambio de espacio?
—Nos tuvimos que adaptar bastante, sobre todo con la escenografía, que hubo que recortar porque en el Cultural San Martín contábamos con un espacio más amplio. Pero bueno, esto también es parte del teatro independiente: saber adaptarse a nuevos espacios y condiciones. Y con el restreno, como te decía antes, estoy feliz. Feliz también de estar en El Extranjero, que es un teatro muy lindo y donde nos han tratado muy bien. Así que eso, muy contento.

—Si hablamos de tu personaje, ¿cuál es el desafío más grande que te presenta representarlo?
—Creo que mi personaje es un poco el conductor de la obra, quien va marcando el ritmo y acompañando a los distintos personajes. El mayor desafío, para mí, fue encontrarme con un color más tranquilo. En general, cuando me toca componer, suelo ir hacia lo histriónico, lo exacerbado, o hacia composiciones muy físicas. Y este personaje, justamente, me plantea otra búsqueda: mantenerme más apegado a una energía calma, más propia, más recatada.
—Hay algo de lo que decís, de esa energía tranquila que necesita el personaje porque tiene que sostener el ensayo que se está llevando a cabo para que pueda finalizar en medio de un montón de cosas que están sucediendo. Y algo que se ve es que, para cada uno de sus compañeros, hay una personalidad distinta en conflicto. Porque hay muchas cosas que le van pasando a él. ¿Cómo llevás ese desarrollo de tener que ser un poquito distinto con cada uno, sin salir de la esencia del personaje?
—Totalmente. Él tiene distintos vínculos con cada uno de los personajes. Con la actriz más joven – Juana, interpretada por Agustina Cabo-, por ejemplo, es su amiga, entonces manejan otros códigos, otras formas de comunicarse. En cambio, con los otros dos actores – Lidia y Miguel, interpretados por Ximena Banús y Diego De Paula – que son más de renombre, su vínculo es mucho más cauteloso a la hora de transmitir algo o decir lo que piensa. Pero como vos decís, creo que la parsimonia es fundamental para él. Tiene que ir lidiando con todo lo que le va pasando por dentro sin perder la compostura en ningún momento, porque sabe que de él depende que el ensayo pueda llevarse a cabo. Y tiene esa responsabilidad encima.
—¿Cuál es el momento de la obra que más disfrutaste durante el proceso de ensayos, antes del reestreno?
—Antes del reestreno me encontré con dos compañeras nuevas: Ximena Banús y Agustina Cabo. Y creo que lo más lindo fue justamente compartir con ellas y conocerlas. Desde ese último proceso de ensayos, lo que más disfruté fue eso: el vínculo que se generó, especialmente con Agustina, con quien comparto una escena puntual hacia el final, cuando se corta la luz. Disfruté mucho de ensayar ese momento, de redescubrirlo, de resignificar cosas que ya estaban en la obra y que, gracias a una energía nueva y a una compañera nueva, se transformaron y cobraron otro sentido. Con Ximena pasó algo parecido: el vínculo entre Marcos y Lidia se renovó completamente. Cambiaron las formas, aparecieron otras lógicas, otras sensibilidades. Esas modificaciones fueron muy importantes, porque surgieron naturalmente a partir de encontrarnos con intérpretes con propuestas distintas y otra energía.
—¿Y cuánto de vos hay en Marcos y cuánto de Marcos notás en vos?
—Creo que para componer el personaje me agarré mucho de mí, de herramientas que tengo en mi cotidianidad, de cosas muy propias. Pero, al mismo tiempo, a medida que fui aportando esos condimentos personales, también empezaron a aparecer aspectos que no me pertenecen tanto. Yo soy una persona mucho más reactiva, más extrovertida quizás. Y ahí fue donde empecé a descubrir algo del personaje: un color más calmo, más contenido, que no es tan habitual en mí. Creo que en ese cruce entre lo propio y lo ajeno es donde el personaje terminó de formarse.
—¿Qué es lo mejor del trabajo con tus compañeros y compañeras en escena y qué es lo mejor del trabajo con Sofi en la dirección?
—Lo mejor de trabajar con mis compañeros y compañeras es la sensación constante de que estamos construyendo algo en equipo. Hay un ritmo que se gestiona de forma grupal, con mucha escucha y con el instrumento del otro siempre disponible. Eso hace que ninguna función sea exactamente igual a la anterior. Tenemos puntos de encuentro muy marcados, pero también nos permitimos jugar, probar, descubrir cosas nuevas cada vez. Y eso solo se logra cuando hay confianza y una entrega genuina entre todos. Es algo grupal, y muy lindo.
Y con Sofi… bueno, ya es la tercera obra que comparto con ella como directora. Más allá de que somos familia y me siento muy cómodo trabajando con ella, hay algo que admiro profundamente: su rigurosidad, su obsesión, en el mejor sentido. Es una persona que está siempre atenta, tomando nota en cada función, pensando qué se puede seguir mejorando, dónde seguir indagando. Nos da espacio para proponer y, al mismo tiempo, tiene la claridad para elegir qué probar y cómo. Es una directora que nunca se conforma, que sigue empujando para que la obra crezca. Y eso se nota.
—Para cerrar, ¿qué le dirías a quienes todavía no vieron El asistente y también a quienes ya la vieron en su primera temporada?
—Invito a toda la gente a venir a ver El asistente, todos los jueves a las 20:30 h en el Teatro El Extranjero. Y para quienes ya la vieron en el Cultural San Martín, los invito a volver, porque esta versión tiene nuevas actrices, nuevos vínculos y muchas cosas que han cambiado. Nosotros tenemos un montón de ganas de que vuelvan a verla y de compartir esta nueva etapa con ustedes.

El asistente volvió al escenario, y no lo hizo en piloto automático: se reinventó, sumó nuevas voces y respira la intensidad de lo vivo. Hay comedia, pero también una mirada honesta sobre el oficio de actuar, con sus egos, sus silencios y sus torpezas. Todos los jueves a las 20:30 h en El Extranjero, una sala íntima y precisa para meterse en esta ficción que dialoga con lo real desde adentro del teatro. Si todavía no la viste, andá. Y si ya la viste, volvé: el elenco cambió, el pulso también.
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