
El clima árido y seco. Polvillo que resquebraja la piel, el sol en las frentes, calor, transpiración y dolor…
Mucho, mucho dolor. De repente un estruendo masivo y… finalmente, el despertar.
-¡Despierten cabrones!

Sentí una especie de explosión muy fuerte, mis ojos se abrieron casi al instante al escuchar ese ruido ensordecedor que nos despertó a todos, Alcaraz nos había capturado. Me pesaba el cuerpo, me sentía aturdido y en ese mismo momento sentí la presión en mis manos. Una vez que mi visión se recompuso entre el humo y los escombros de este asqueroso lugar, los veo a los demás junto a mi…
Somos ocho, todos en sillas de madera en círculo, Walter , Margarita, David y yo, en una ronda y no puedo ver a los que están atrás, pero si a los que mantienen acá, tres en total, Alcaraz en el centro, es igual a la foto que tenía en mi escritorio, parece casi que hubiera salido de ella, a los otros dos solo se le ven los ojos, me di cuenta que todo había sido como lo había imaginado, y esa maldita ciudad de Durango a la que nos habían advertido que no vengamos nos había condenado a que nos capturen.
No basto con las quince veces que se los advertí y ya no había escape a nuestro destino…
Mi abuela, Pocky, Margarita, Laura…, mi viejo… todos pasaron por mi cabeza… Mi madre… algo positivo tenía que haber en esto… pronto te voy a ver ma, esto se terminó…

Gritar, solo podía gritar, incluso con la mordaza puesta, estoy muerto, estamos todos ya muertos, no hay escape, no queda salida ante esto…
Todos dormidos y yo fui el primero en despertar, – ¡ahí está! —Es Alcaraz vino en persona a matarnos a todos, lo escucho a mis espaldas, nos gritó que despertemos, le dije a Marcos que no había que seguir, pero Gabriel insistió, nos convenció y nos tuvo que tocar justo con el pibe famoso que lo enfrenta, sea hijo de quien sea, estamos condenados y él lo sabía no paraba de advertir que no vengamos, ¿por qué no le hicimos caso? Yo soy el pelotudo que siguió, yo solo me mande.
Todos vamos a compartir el mismo destino ahora y mi garganta ya no puede exclamar otro grito de auxilio, sé que es en vano, todo termino…
– ¡AYUDA! ¡AYUDA POR FAVOR SUÉLTENME! ¡NO ME MATEN! NO ME MATEN

Mis oídos recién volvían en sí, una explosión sobre nosotros nos hizo despertar a todos a la vez, pero dejo mis oídos retumbando más aun que mi cabeza.
Mientras volvía en si, Alcaraz nos gritó y cuando me pude terminar de recomponer lo escuche… Elías gritando desaforado a mi izquierda, Marcos en shock blanco y helado en mi derecha, están acá conmigo. Por detrás el grupo de Mateo y Hernán el chofer , está herido… , es culpa mía por traerlos acá. Lo escucho… Alcaraz les habla directamente a ellos, todo acabo y esto que en un primer momento surgió como nuestro más grande trabajo, ahora se convierte en nuestro fin.
Ya no queda nada.…nada, maldita investigación, maldita profesión que elegí, es el fin, me voy a llevar a mis amigos conmigo y lo podría haber evitado…

¡El ruido! ¿Qué fue ese ruido? Solo veo tierra, escombros, polvo, armas, el cartel apuntándonos y… mis compañeros, mis amigos junto a mí atados, no puedo, no puedo procesar esto, no puedo, no siento las piernas, me duele respirar, hay dos tipos armados y el jefe mismo nos va a matar, estamos lejos de todo, el shock es más grande que la misma situación…
—¡Mátenlos a todos estos cabrones! -Alcaraz dio la orden y se fue con un portazo, nos apuntan… es el fin, no puede ser real, esto no puede estar sucediendo no ahora, no hoy…

Llorar, solo eso me salió al despertar con esa explosión, los españoles evidentemente ya no estaban con vida, la camioneta exploto frente a mí, solo llegue a ver eso antes de que estos tipos me golpearan, escuche la voz del basura de Alcaraz… y al levantar la vista ahí estaba. Si teníamos alguna esperanza de salir de acá, eso termino de matarla, ojalá le hubiera dicho a Margarita lo que me había hecho sentir con esa cena antes de despegar, hasta el último minuto de este sufrimiento, es lo que más me va a atormentar, justo en frente de mí, ahí está ella, llorando y exclamando mi nombre.
Ya no siento mis manos de la presión que ejercen las cuerdas, y aun así no me puedo liberar, los mexicanos están disfrutando al vernos, y no puedo hacer nada, el segundo ruido fue superior al primero y no podía creer lo que estaba viendo sobre mi…

Lo último que vi fue el espejo retrovisor y ese auto que venía detrás, perdí el control de la camioneta y todo se volvió oscuridad. Me desperté con ese ruido abismal, y al instante vi mi camisa completamente húmeda y roja, el dolor me derrumbo, lo último que pude observar antes de que mi visón se volviera a apagar fue a todos atados en un círculo, armas apuntando y Margarita mirando a David , con la cara de shock y dolor más grande que pude apreciar en mi vida, seguramente más grande que la mía al ver a los tipos que nos secuestraron corriendo y alejándose de nosotros, los gritos de Elías se apagaron al escuchar el segundo sonido sobre nosotros que esta vez nos llenó de esperanza.

– ¡David! ¡David! —Trate de gritar con esa mordaza cortándome los labios, no podía ser, que el fin de esto sea así, tanto le discutí a Mateo sus advertencias, esa cena iba a ser la última de mi vida y sabía que no la había aprovechado como debí, no le dije a David lo que sentía por él. Y ahora ya era tarde, estaba justo en frente de mí y mi te amó, fue tapado por ese segundo ruido que vino acompañado de esa luz sobre nosotros… —Es… ¿Acaso eso es…?

La explosión, la explosión me despertó. Y me di cuenta de que no era cualquiera. Aun con Elías gritando como nena, aun con David y Margarita llorando por ser tan tibios como les dije antes de salir, y aun con Mateo tratando de decir se los dije con esa mordaza en la boca, escuche ese ruido, que no es cualquiera, eso era un T129, y no estaba lejos, estaba acá.
Lo supe no solo por la cara de miedo de estos malditos, tampoco por el sorete de Alcaraz escapando cuál garrapata, sino porque al escuchar el segundo sonido salieron corriendo de acá, todos, nos dejaron solos, miré arriba y lo vi, la luz era inconfundible. El helicóptero más hermoso que vi en mi vida, el que nos iba a sacar de acá…

“El Despertar” nació en una jornada de taller de escritura, la consigna planteada fue el trabajar con narración de monólogo interno, no cualquiera, el monólogo interno colectivo.
En este tipo de relato hay varias voces que conforman entre ellas una historia. La idea general era que a partir de todas estas miradas se vaya construyendo lo que es la trama del relato.
La actividad además tenía como disparador a respetar que sean sí o si ocho personajes, que acaban de despertar y notan que se encuentran dispuestos en un círculo, atados y amordazados.
Ocho personas, en una situación límite, en la que cada uno lo afronta con una emoción o postura distinta, ya sea siendo razonable, estando en shock, desesperado, o incluso con una historia de amor en el medio.
Esto es “El Despertar”, ¡Y espero que lo disfruten tanto como yo al escribirlo!



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