Relatos Fugaces: «La Bruja y el Dragón»



Los pasos incesantes de los tres jóvenes se escuchaban en todo el pueblo, el cual estaba completamente vacío como era común a esas altas horas de la madrugada.

Los chicos se habían quedado discutiendo otra vez sobre aquella bruja que estaba aterrorizando y atacando a varios pobladores, y que parecía ser mucho más hábil y fuerte que las anteriores, de las cuales habían solo escuchado.

A lo lejos se oía el torpe paso del pequeño dragón Igor, que como aún no había aprendido a volar, perseguía a trote a la lúgubre figura negra que los chicos habían visto hacía minutos en el ventanal de la habitación.

Lázaro, como era de esperarse, corría mucho más rápido y decidido que los otros dos chicos que se esforzaban por seguirle el paso y trataban de hacerlo entrar en razón antes de que cometiera, ya por segunda vez, una locura guiada por su interminable ego. Ser el primero de los tres en controlar su habilidad de cazador lo había vuelto arrogante, más aún de lo normal.

Aurora que había conseguido alcanzarlo en esa estrepitosa persecución trataba de, como era habitual en ella, hacerlo recapacitar.

-¡Lázaro, escúchame por favor! Esto no esta bien, ese monstruo es peligroso, sabes que la ultima vez que nos escapamos de Orange casi nos expulsan, no sabemos nada de esa bruja, y sos el único de los tres que domina su magia, mi energía no la controlo y Bruno… Aurora se calló al ver como Bruno, con aún más dificultad los alcanzaba y se apresuraba a interrumpir.

-¡Lázaro, basta! —tomo al chico del arrugado pijama naranja brillante y los tres frenaron en la entrada del gran bosque San Pedro, en donde habían visto entrar a la figura seguida por el pequeño Igor.

-Basta Lázaro, nos estas poniendo en peligro no solo a los tres, sino también a nuestro futuro como cazadores…

-¿Cazador vos Bruno? Todos sabemos que estás acá solo por tu descendencia, estamos hace ocho meses en el instituto y ya cumplimos quince años, nunca demostraste tu habilidad, ¿acaso es culpa mía que tu futuro de cazador este en riesgo, ahora ¿en serio? Lo único por lo que estás acá, es por tu papá.

-¡Ey! – interrumpió Aurora —Basta, Lázaro, no le digas eso, Bruno es la persona que más te apoyo en estos meses y en tu estúpido entrenamiento para controlar tu habilidad de parálisis….

-¿Y eso qué? No quita que lo que dije sea verdad, además yo no les pedí que vinieran, vuelvan al instituto y avísenle a los profesores que la encontramos por fin. ¿O creen que voy a quedarme en mi cama mientras esa bruja mata a la mascota del instituto?

Bruno y Aurora guardaron un silencio reflexivo mirando hacia abajo…

-¡Dale! —continuo Lázaro— vayan y díganles, tráiganlos!

-No va a hacer falta–dijo Bruno levantando la vista— en primer lugar cuando salimos, en la punta de la torre del profesor Vernon estaba su cuervo.

-Él ya sabe que estamos acá… -interrumpió Aurora -seguramente ya este en camino para expulsarnos…

Antes que Lázaro objetara, Bruno se apresuró a seguir.

-Y además – dijo ahora fijando la mirada en su amigo –aunque seas un cretino no te vamos a dejar solo Lázaro…

Aurora asintió con cara de preocupación.

-¡Entonces dejemos de perder el tiempo y entremos de una vez! Al mismo tiempo que Lázaro dijo eso último escucharon el quejido de Igor, seguido de una fuerte ráfaga de fuego que salió entre los árboles del bosque acompañada con un grito ahogado.

Los tres jóvenes se apresuraron a correr hacia el estruendo, esquivando ramas caídas, frenaron en seco en donde debajo del gran Ombú central, iluminado solo por la luz de la gran luna sobre sus cabezas, se encontraba Igor tirado, e inconsciente.

El pobre dragón se encontraba respirando con dificultad con un visible corte en su lomo, cubierto por una espesa niebla verde, y sobre dicha herida estaba una figura alada negra, encapuchada y flotante que al ver a los tres alzo la cabeza , dejando ver unos ojos rojos , piel verdosa ,un cabello negro azabache hasta sus hombros, y unos colmillos bañados en la sangre del animal.

-¡Están muertos!— dijo con furia. Aurora gritó tan fuerte como su garganta le permitió, Bruno con un pánico extremo retrocedió al ver que la figura negra se le venía encima, y solo pudo sentir la fuerte embestida antes de caer a unos dos metros chocando contra un tronco viejo que le proporciono un fuerte golpe en la cabeza.

Aurora trató nuevamente de expulsar energía de sus manos, pero otra vez fue en vano, y delante de ella vio como Lázaro se interponía frente a la tenebrosa figura.

El chico alzo sus brazos y activo su habilidad de parálisis, la bruja freno en un instante en el aire, pero con una leve sonrisa emitió un silbido ensordecedor que aturdió a los tres chicos.

-¡Cúbrete los oídos Lázaro! —grito Bruno, pero ya era tarde.

Lázaro Cayó de rodillas ante la bruja que con un movimiento hacia arriba casi imperceptible y fugaz atravesó todo el pecho y la cara del joven con sus garras, dejando al moribundo y ensangrentado Lázaro frente a Aurora. Dos bolas de fuego iluminaron el cielo al instante, la sonrisa demencial de la bruja cambio a una desfigurada expresión de pánico

—¡Ahí vienen esos malditos!— grito y se desvaneció de la vista de todos.

—Profesor Vernon, señor Giordano, no fue nuestra culpa —decía Aurora llorando mientras corría por su amigo que yacía en el suelo, mirando las dos bolas de fuego que ahora se materializaban en dos hombres con mirada de estupefacción por lo que estaban viendo. Al mismo tiempo que Bruno en cuclillas, paralizado del miedo y el shock decía mientras gritaba y se tapaba la cara

—Es culpa mía, ¡Es culpa mía por no tener tu poder papá!

Giordano se acercó a su hijo iluminándolo con una pequeña bola de fuego divino en su mano derecha a modo de faro.

-Vamos bruno —Dijo con la serenidad que lo caracterizaba —nadie te culpa de nada, hay que salir de aquí, es inútil ahora, la bruja posee esa molesta habilidad de desaparición, no la encontraremos hasta que vuelva a cometer un acto de maldad.

Bruno cerrando los ojos lo más fuerte que podía, dejo de llorar al segundo al notar aquella extraña sensación que era la primera vez que le ocurría, al menos despierto.

Tenía los ojos completamente cerrados, pero no era total oscuridad lo que veía, un punto rojo fuego se veía a lo lejos en su cabeza.

–¡Ahí! —le dijo abriendo los ojos y mirando su padre.

–¿Qué ocurre Bruno?

–¡La vi! Ya sé donde está…

–Acaso… ¿Bruno…?

–La vi papá, y no es lejos de aquí. Sé donde se esconde la bruja…


A la edad de quince años, los jóvenes descubren su habilidad, y de ahí comienza su camino a convertirse en cazadores de Brujas.

Bruno es el hijo de uno de los mejores cazadores de su tiempo, pero extrañamente a pesar de tener la edad, su poder no aparece.

Aurora es un caso extraño de la naturaleza, su habilidad despertó cuando tan solo era un bebe, pero nunca logro dominar su energía, sino que, por el contrario, sufre y pierde el control al utilizarla.

Lázaro es un estudiante estrella, y así como sus cuatro hermanos antes que él, su descendencia familiar y su habilidad dominada lo hace estar en la cima.

Tres amigos, tres historias que se unirán en el primer año de aprendizaje en el instituto Orange, la cuna de los cazadores en potencia del pueblo de Zugarramurdi.


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